9/1/12

Resaca navideña


Navidad es...

  • Comilonas interminables, repetidas y bastante consecutivas, que se inician unas dos semanas antes de las propias fechas señaladas con los compañeros de trabajo, amigos y ex-compañeros de clase.
  • Sesiones interminables de compras en busca de "el regalo perfecto".
  • Cuando no se da con el "regalo perfecto", se tiende acumular en la bolsa de la compra reciclable un exceso de regalos (especialmente a los niños).
  • En el caso de que no haya tantas ideas como para muchos "regalos casi-perfectos", la festividad se convierte en la inversión total del presupuesto en una única cosa que está de moda (al más estilo iPad por naturaleza), normalmente innecesario pero muy cool.
  • Reuniones con ciertos "familiares" que no se preocupan por ti el resto del año (suerte que en esas reuniones siempre hay gente a la que quieres ver).
  • Mensajes compulsivos a través de e-mail, Whatsapp, Facebook, o del desbancado SMS a toda la agenda de contactos (es que en crisis... "la pela es la pela").
  • Promesas, conocidas como propósitos de año nuevo, sobre lo que queremos hacer de bueno el recién nacido año. Más del 50% no se cumplen, y lo sabemos. 
  • Arrepentimiento por los atracones de "lo prohibido" que hemos llegado a comer, especialmente cuando los pantalones no abrochan, no suben... O la camiseta resulta ser casi un corpiño, cuando antes no lo era.

Y aun así, cada año, repetimos el mismo proceso. Por lo que me pregunto... ¿no había un dicho que no hay que tropezar con la misma piedra (o algo parecido)? Es aquí cuando se produce la famosa "repetición" ilógica.

En mi caso particular (por eso escribo estas líneas, evidentemente), he de reconocer que disfruto como una "posesa" pensando en esos regalos "perfectos" o "casi-perfectos". Aun así, el proceso suele iniciarse con mi correspondiente cabreo pues la paga no llega cuando debería (que es a mediados de mes), si no alrededor de nochebuena (por lo visto, tienen muy interiorizada la tradición española de los Reyes Majos y no del Papá Noel). Pero no piensan que ¡hay que tener tiempo para jugar con los juguetes! 
A este cabreo, le sigue la frase (ya prohibida, por cierto) de cada año que repito y no se cumple nunca: "Vamos a ponernos un presupuesto, que hay que ahorrar". Intuyo que si la repito el año próximo, alguna colleja me caerá. Sí, volvemos al instinto de repetición sin sentido alguno, pues estamos adiestrados para gastar y gastar.

Quizá sí, el sentido más "romántico" de las navidades se haya diluído en una sociedad de consumistas natos (nos hacemos consumistas desde el momento en el que nacemos, pues nos colman de regalos todo lo que se puede y más). Alguien me dijo hace poco que, ante la afirmación de que "el marketing había destruído la Navidad", en absoluto era cierto. Según su opinión, el marketing daba a la gente lo que pedía, y que cuando la gente no quiera (o no pueda, que tal y como van las cosas el tema se va a poner muy negro), el marketing ofrecerá aquello que se demande. 

Personalmente, Navidad debería ser ilusión y reunión. el problema reside en que muchas familias no son lo que aparentan ser en estas fiestas. Y eso es lo que realmente me molesta de estos días. No los regalos, el despilfarro y las reuniones, sino la hipocresía y el aparentar una unión que no existe con todos los comensales que tienes a tu alrededor. Las fotos de familia son, en muchos casos, tapaderas con sonrisas que esconden lágrimas.
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Jessica




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