6/2/12

Pastillas contra el aburrimiento ajeno


Si quieres vivir cien años, pide esto en la farmacia... Pero si lo que quieres es vivir cien vidas, LEE


No, nunca me cansaré de hacer apología de la lectura y sus beneficios, sea cual sea su temática.

¿Por qué me gusta tanto el mundo del libro?


La respuesta no es tan sencilla como parece, ya que los sentimientos son algo intangible. Sin embargo, lo intentaré.

Bajo mi punto de vista, la experiencia de la lectura empieza mucho antes de que el libro llegue a tus manos. Muchas veces llega por una recomendación de alguien digno de tu confianza con quien, probablemente mientras tomas un café, te enfrascas en una animosa conversación que concluye con la agradable sensación de excitación ante tu nuevo descubrimiento: una nueva vida que vivir.

A esto le sigue, especialmente desde la aparición de foros y blogs dedicados a la "crítica" literaria, la investigación y valoración de la mano de tus iguales (blogger@s), personas que comparten sus opiniones sin beneficio alguno, cuyo lema compartido es algo que la industria no acaba de entender y que forma parte del ADN de Internet: compartir gratuitamente tu conocimiento en beneficio de los demás.

Si las opiniones de tus homólog@s te convencen, el siguiente paso es el de la adquisición. Parece mentira que sea posible leer de tantas formas. Y me refiero a que no siempre tienes por qué hacer un gran desembolso de dinero: bibliotecas, ami@s, tiendas de segunda mano...; aunque comprarlo nuevo siempre es una opción placentera. Lo importante de este punto del proceso de lectura es la experiencia de la búsqueda, el repasar visualmente los lomos de las estanterías llenas de libros, ¡y la alegría de encontrar lo que buscabas!

El siguiente paso es el de la personalidad múltiple. Sí, me refiero a cómo te transformas en un personaje u otro al ritmo que avanzas por las líneas de una página en primer lugar, para seguir por un capítulo y acabar navegando por una historia. ¿No te ha pasado alguna vez que has acabado un libro y has pensado "Guau, me encantaría ser él o ella", o "Quiero que me pase a mí", y "¡Ya podrían existir los vampiros!". Eso es lo que un libro te ofrece: vivir vidas reales o imaginarias, múltiples, y experimentar lo que no eres y dejar volar tu imaginación. O, como dicen esas pastillas contra el aburrimiento ajeno: Vivir cien vidas en lugar de una sola.

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Jessica




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